CONCURSO- Post de Maggie

por **Maggie** Miér Mayo 12, 2010 10:31 pm

PERDIENDO LA VIDA

¿Porque es tan dificil renunciar a lo que se ama cuando se busca su felicidad? El amor cuando es tan puro y verdadero ¿puede romper todas las barreras e incluso las creencias y las clases de personas? ¿Como podriamos vivir en un mundo en el cual no estemos junto a esa persona que es tan importante?
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Esta historia es tomada del libro "new moon" luego del accidente de Bella, contada desde la perspectiva de Edward, lo que el sintio al dejarla, hasta su reencuentro.

Luego del incidente en mi casa por el cumpleaños de Bella no podía quedarme de brazos cruzados esperando que alguno de mi familia o yo mismo terminara de hacerle daño o incluso la matara. ¿Qué seria de mi si sufría un accidente por mi causa? ¿Y si moría? Mi vida se desgarraba con la sola idea de no volver a verla, de no sentir el olor de su sangre que tanto mal me hacia pero que no podía resistir a perderlo. No tocar esas mejillas blancas que se encendían con el tacto de mi fría piel.
Llegamos a su casa y mi mente era un mar de preguntas sin respuestas, de dudas, de reproches hacia mi persona. ¿Qué debía hacer?¿seguir con ella y exponerla a una vida de tortura y sin felicidad? ¿Dejarla y (aunque yo me muera de dolor) tratar de ser ella busque una vida tranquila con alguien que no la lastimara?
Baje del auto con mi cara de preocupación constante remarcada aun más por lo sucedido. Ella trataba de hacerme creer que esto no tenía importancia, pero yo sabia muy bien las consecuencias de una reacción así y aun mas tratándose de uno de mis hermanos.
-Aun es mi cumpleaños, quiero pedirte una última cosa. ¡Bésame!- no comprendía mi sufrimiento, ella actuaba como si las ultimas horas no hubieran existido.
Fundí mis labios en los suyos, pero la culpa no me dejaba disfrutar del momento como lo había hecho hasta ahora.
-Debes entrar, tu padre se va a preocupar, ya es tarde- dije con la voz mas fría y seca que me salió. No quería hablarle de esa manera pero sentía que no tenía otra opción.
Me fui velozmente hasta a entrada del sendero que conducía a mi casa. Pensaba en lo que debía hacer, no podía quedarme y arruinarle la vida. No cavia en mi la posibilidad de que le sucediera algo malo estando cerca y mucho menos aceptaba la posibilidad de que la transformaran en alguien como yo.
Entre en la sala y estaban todos sentados en el sofá, al parecer me esperaban. Seguramente Alice me había visto y les había comentado a los demás.
-Que bueno que están todos aquí. Debemos hablar de lo que paso esta noche y tomar una decisión coherente y que beneficie a todos.- esperaba que comprendieran mi postura y la aceptaran
- Edward yo no quiero irme, adoro a Bella, es mi mejor amiga y prefiero transformarla a vivir alejado de ella, además tu no puedes separarte, la amas demasiado.- comenzó Alice. Claro ella había encontrado a su alma gemela sin pasar siquiera por algo parecido a lo que yo estaba transitando en ese momento. Mis ojos se oscurecieron a causa de la rabia que me provocaba.
- como puedes decir eso, acaso no entiendes que nosotros no somos buenos para ella. Tiene una familia y amigos humanos que pueden hacerla feliz, y sin correr peligro.-hablaba bastante tranquilo, pero me temblaban las manos.
-Nosotros también somos sus amigos y podemos ser parte de su familia en poco tiempo- tercio Emmet que sonreía como siempre. Quizás pensaba en como seria Bella de vampiro.
- yo creo que tienes razón Edward, este lugar se esta volviendo un poco aburrido, vámonos y olvidemos a la humana, a fin de cuentas ¿cuanto hace que la conocemos?- dijo Rosalie apoyándome. Era obvio que ella lo decía solo por su propio bien. Nunca pensaba en los demás.
Jasper estaba en silencio, de tanto en tanto cerraba los ojos como pensando en las posibilidades. El era el más afectado puesto que se sentía responsable de la discusión que estábamos teniendo.
-miren, yo no voy a cambiar de opinión. Ella será feliz sin mí. Yo no arruinare su vida. Eso esta claro. Me voy, quien quiera acompañarme bienvenido sea, y quien no, lo respeto.-
Carlise que hasta ese momento había estado callado mirando a uno y a otro hablo con la tranquilidad y paciencia habitual.
-somos una familia y nos comportaremos como tal. Edward necesita alejarse para pensar en que es lo mejor y nosotros lo acompañaremos. Se que es difícil aceptarlo y aun mas cumplirlo. Alice, se cuanto aprecias a Bella, al igual que todos nosotros, pero en este momento la prioridad es tu hermano.- dijo sabiendo que todos le haríamos caso. Nos quedamos en silencio por lo que el prosiguió- en la mañana hare unas llamadas para ver en que hospital me pueden aceptar por un tiempo, mientras tanto ustedes acomoden sus cosas. Luego buscaremos a donde alojarnos.- se acerco a mí tomándome por el hombro y concluyo- deberías decirle a Bella que piensas partir, aunque sea la última vez que hablen.-
Eso sin duda seria lo más difícil que tendría que hacer. Al día siguiente no fuimos al instituto ya que estábamos organizando la partida. Habíamos hablado con Tanya del clan de Denali y estaban alegres de recibirnos en su hogar. Carlise había conseguido el traslado para dentro de una semana. Solo eso necesitaba para alejarme de ella para siempre.
Fuimos al instituto normalmente pero casi no hable con Bella, estaba siempre con mis hermanos y trataba de tener una actitud reacia y agresiva para lograr dejarla sin que me doliera tanto.
El viernes (nuestro ultimo día en Forks) la lleve a su casa y le pedí que fuéramos a dar una vuelta, quería que nuestra despedida fuera privada. Me dolía demasiado decirle adiós y casi no estaba seguro de poder hacerlo.
-Bella debemos irnos de Forks, ya pasó mucho tiempo y la gente esta sospechando que algo raro pasa en nuestra familia- estaba seguro que era una escusa mala, ya que ella sabia que no hacia tanto tiempo que estábamos aquí.
-de acuerdo, déjame pensar que le diré a mi padre. ¿Cuándo nos vamos?- dijo ella, entendiendo todo al revés. ¿Por qué me lo hacia tan difícil? Su cara se iluminaba al hablar mientras que la mía se oscurecía ms por la tristeza.
-No, tú no vas. Me refiero a mi familia y a mí. Tú tienes la tuya aquí y no puedes venir- sabia que eran palabras duras, pero ella sabia que yo la amaba, seguramente replicaría y trataría de detenerme.
Pero no fue así, se quedo mirándome con los ojos anegados en lágrimas. Eso me partía en dos. Quería abrazarla y decirle que era mentira, que no podía dejarla, que me moría por ella, pero no lo hice. Me quede callado esperando que dijera algo.
-entiendo. Soy una carga para ustedes, pero puedes transformarme ahora mismo, no me importa. A menos que ya no me quieras.-
“como no te voy a querer si estuve esperando por ti cien años, eres lo mas importante de mi existencia, no puedo vivir sin ti. Te amo”. Pensé, pero luego dije -En verdad ya no te quiero, no eres como yo y nunca lo serás. No eres lo que necesito.- no sabia de donde había tomado valor para pronunciar aquellas palabras, quería gritarle que era todo mentira, que sentía todo lo contrario, que era mi vida. Pero sin embargo ella lo acepto de inmediato. Note como su corazón se partía con cada palabra mía pero en este momento era lo mejor para ella. Pronto conocería a alguien que la mereciera de verdad.
-Entiendo, no fui nada para ti y ahora te vas así como si nada, dejándome aquí sola…- no pudo terminar de hablar porque lloraba demasiado.
Yo me moría por dentro, no sabia que hacer, pero decidí dejar pasar todo esto, no debía volver atrás. Era por su bien.
-Me voy, pero te pido que te cuides, que no hagas locuras, por el bien de Charlie. A cambio te prometo que a partir de hoy será como si todo esto no hubiera existido, no volverás a verme ni a saber de mi o mi familia- y antes de que ella dijera algo mas me fui. Estaba destrozado, la amaba demasiado, pero mi sufrimiento no era nada si lograba que ella fuera feliz.
En la mañana nos fuimos hacia Denali, Carlise había conseguido el traslado a varios kilómetros de ahí por lo que sería fácil vernos todo el tiempo. Al llegar nos recibieron muy amablemente como era su costumbre, ambas familias nos queríamos mucho sentíamos que teníamos una unión especial. Ellas se mostraban alegres al igual que Rosalie y Emmet. Los demás no lo estábamos tanto, principalmente yo que no podía quitarme la amargura de la cara y mucho menos hacer una sonrisa.
Estuve incomodo un momento, luego me excuse y me fui al jardín, era muy grande por lo que podía pasear mientras pensaba. Estaba convencido de que era la mejor opción, pero de todos modos estaba demasiado angustiado como para pensar con calma.
Tanya se acerco a mi preguntándome que me sucedía ya que me veía mal.- No es nada, ya se me pasara. Deje algo en Forks que me duele mucho, pero no te preocupes, en breve esterare bien.- Ella no parecía muy conforme con mi respuesta pero no le di mucha importancia. Ninguno entendía por el dolor que estaba transitando y tampoco quería que lo comprobaran ni mucho menos que lo padecieran.
Un mes más tarde de nuestra llegada decidí que ya no podía continuar así. Mi sonrisa no aparecía nunca, todos pensaban que estaba muy mal y no se equivocaban. Mi vida estaba completamente vacía y no sabia con que llenarla. Ya había probado con volver a tocar el piano, estudiar un poco, pero nada me hacia sentir mejor.
Escuchaba los pensamientos de todos y notaba que hacia sentirlos mal a ellos por no poder levantarme el animo. Veía como trataban de pensar en otra cosa o cambiaban de tema cuando yo llegaba para no recordarme a Bella, pero eso era imposible. Ella estaba presente en cada segundo de mi existencia.
Me marche de Denali después de discutir con Jasper por una tontería que no tenia sentido. Le estaba arruinando la vida a todos y no lo podía permitir. Le había dicho a Carlise que le avisaría cuando llegara a un lugar fijo, pero no tenia rumbo.
Deambule por varios países tratando de encontrar el eje de mi vida. Llegue hasta Sudamérica. Me había hospedado en un hotel en la ciudad de Sao Pablo. Allí trataría de reacomodar mi vida. Habían pasado seis meses desde que me había despedido de Bella pero aun así no dejaba de sufrir ni un instante.
Llame a Alice ya que hacia una semana que no tenía contacto con nadie de la familia. Me comunicaba seguido, pero no con la frecuencia que ellos querían. Estaban bien sin mí y no me sentía con la fuerza suficiente aun para volver. Mis días eran demasiado largos y más cuando ninguna actividad me interesaba.
Probé con pintura, escritura. Hasta comencé la carrera de antropología para distraerme, pero nada me llenaba. Lo hacia por un tiempo y luego lo abandonaba.
El teléfono de mi hermana sonó varias veces y salto el contestador. Eso me pareció extraño, ella siempre atendía, incluso antes de que terminara de marcar el número. Siempre me veía. Intente un par de veces mas pero no lo conseguí.
Desistí y llame a Rose, con quien no hablaba casi nunca. No éramos de los mejores amigos. –Hola- su fría y arrogante voz me calmo un poco, no parecía asustada por lo que seguramente nada malo sucedía.- ¿quien habla? ¿Alice eres tú? ¿En donde te habías metido?- sus palabras me alarmaron un poco.
-Rose, soy Edward, que pasa con Alice, como que no esta. Por favor dime que esta sucediendo.- mi voz si era de susto, que había pasado con mi hermanita preferida?
-Edward…- Se quedo muda un instante y los nervios comenzaron a fluir en mi. ¿Qué estaba pasando?- pues no se si decirte, no se a donde estas, ni te interesara. Mejor llama en otro momento-
-Rosalie Cullen, habla en este momento, no puedes dejarme con esta incertidumbre. ¿A dónde fue Alice?- odiaba el misterio y ella parecía hacérmelo a propósito.
- De acuerdo, al fin tu quisiste dejarla- no entendía ni una sola palabra- Ed, Alice volvió a Forks porque… porque vio a Bella…-suspiro y mi alma se paralizo- suicidarse. Lo lamento, pero Bella esta muerta-
Muerta… mi estúpida oveja… muerta… ni siquiera deje que Rose terminara de hablar. Tenía que cerciorarme de que era mentira. Bella no podía estar muerta, tenia que haber algún error. Volví a llamar a Alice pero ella no respondió. Hice lo único que me pareció más sensato. Llame a casa de Charlie, el me diría la verdad. Seguramente Rose había entendido mal. Estaba desesperado.
Marque el numero y no podía esperar a que atendieran, de pronto una voz masculina a la que reconocí de inmediato como la de Jacob Blak me atendió
-Residencia Swan- dijo de forma fría y áspera.
-Soy Edward Cullen, quisiera hablar con Charlie por favor- temía preguntar directamente por ella.
-el no se encuentra esta preparando un funeral- mis piernas perdieron fuerza y me caí al suelo, destrozando el celular. Repetía las palabras dichas por el lobo una y otra vez. Era cierto, mi amada, la mía cantante, mi otra mitad se había ido para siempre. El dolor y la desesperación se apoderaron de mí completamente. No podía ser, porque había hecho una cosa así. No había pensado en sus padres, en sus amigos, en mí. Que la había llevado a tomar semejante decisión. Acaso yo había sido el responsable de semejante acto?
Fuese cual fuese la respuesta ya no tenia importancia para mi. La había perdido completamente, ya no la vería nunca mas, no sentiría su aroma ni tocaría su cuerpo otra vez. Mi vida se había terminado junto a la de ella. Mi existencia ya no tenia sentido.
Me tomo menos de un minuto pensar en que era lo que debía de hacer. Los Volturis se encargarían de esto en un instante. ¿Para que quería esta vida, si ella no estaba? Me tome el primer avión que salía hacia Volterra. Llegue a la mañana, era justo el día de San Marcos, por lo cual había demasiada gente en la ciudad.
Me reuní con Aro de inmediato y le plantee mi situación- Estoy enamorado de una humana, pero esta se quito la vida por mi culpa. Yo ya no quiero vivir sin ella por lo que vengo a pedirles que acaben con este sufrimiento.- mi cara expresaba mas que todas las palabras que había dicho.
-Joven Edward, que pena lo que me cuentas. Pero seria un desperdicio acabar con tigo después de saber que tienes un maravilloso poder y que podría ser muy útil entre mis hombres. Porque no te quedas aquí con nosotros, te ayudaremos a olvidar a la chica- me dijo el jefe de los Volturis, con su voz tan particular, que me recordaba a un payaso.
-Es una oferta interesante, pero no creo que les sirva demasiado en estas condiciones, soy como un zombi. Sin ella no puedo vivir.- si ellos no accedían a mi petición, buscaría otra forma de acabar con esto.
Me retire de la corte con una negativa a mi suplica, por lo que mi segundo plan entraría en acción en menos de diez minutos. Fui hasta el armario que tenían en el segundo piso y busque una de sus capas. Me quite la camiseta y Salí.
El sol alumbraba de una manera especial, como si el sol supiera que lo necesitaba para volver a estar con mi amada. Llegue a la puerta de la entrada al castillo y espere a que el reloj diera la última campanada de las doce del medio día. Era un plan perfecto, nada podía salir mal.
La campana comenzó a sonar y yo di el primer paso. Sentía la drisa correr por mi pecho desnudo. Cada campanada era un paso que avanzaba. Cerre los ojos tratando de relajarme, ya todo había terminado y quizás después de esto volveria a estar con mi pequeña y testaruda Bella.
El reloj dejo se sonar y me quite la capa. En unos instantes el griterío se escucharía y en pocos minutos yo no estaría mas en este mundo. De pronto sentí la presión de un empujon, muy débil paraser un Volturi, incluso para ser un vampiro cualquiera.
-Edward por favor entra- no entendí las palabras, pero la voz era la de ella. La de mi amada. Ers feliz nuevamente. Había muerto y algo o alguien me había llevado hasta ella. No podía pretender mas. Era el momento mas feliz de mi muerte. En definitiva había sido hermoso, y no horrible como creía. No había sentido nada de dolor. Acaso la muerte era fan liviana? Tan rápido mataban los Volturis como para que ni siquiera me diera cuenta que me atacaba?. Eso no me importaba porque estaba con ella.
-Esto es el paraíso, y me encanta- dije sonriendo de emoción. Sentía su suave piel, el latido de su corazón (era extraño pero no le di importancia), su dulce voz, su aroma corporal.
-Edward por favor, abre los ojos, estoy viva. Soy Bella por favor. Escúchame, debes moverte- en ese momento todo lo maravilloso se esfumo ya que no eran palabras que debía escuchar estando en la gloria. Abrí los ojos lentamente y ahí estaba ella, y yo. Y estábamos vivos.
Volví a sonreír. Ambos estábamos vivos y juntos. Estaba aun mas feliz que antes, no lo podía creer. La mire unos instantes a los ojos y luego la bese como nunca lo había hecho antes, con una pasión y un deseo incalculable. Y por sobre todas las cosas con el amor mas puro y verdadero que había sentido jamás por nadie.
-Te amo, te quiero, te extrañe- quería decirle tantas cosas juntas, estos meses había sufrido tanto por ella y ahora que la tenia a mi lado no la quería dejar escapar, quería contarle toda la verdad y esperaba que me perdonara algún día.- jamás debí dejarte, prometo que si me perdonas no volveré a separarme nunca mas de ti. Eres lo único que me importa. Te amo y no puedo vivir sin ti.-
Ella parecía confundida pero feliz y casi no hablo, solo dijo unas palabras que las acate como ordenes, las cuales cumpliría con mucho gusto.- también te amo, demasiado. No quiero que vuelvas a alejarte de mí. No tengo nada que perdonarte. Y jamás te dejare ir de nuevo.- ella lloraba y yo la miraba maravillado.
-Prometo no volver a alejarme nunca. Perdón por lo que te hice pasar, no volverá a suceder. Soy completamente feliz.- dije y no la solté ni un segundo hasta llegar a la sala de los Volturis una vez mas, a donde prometimos que Bella seria una de nosotros en muy poco tiempo.
Luego de ese encuentro final volvimos a casa. Yo aun seguía un poco asustado por lo que Alice lo había mostrado a Aro, pero no podía quitar la sonrisa de mis labios. Y Bella, aunque dormía, tampoco la borraba.
Estábamos completamente enamorados uno del otro y esta vez nada ni nadie nos iba a separar. Mis miedos ya no se apoderarían de mí. Había comprobado que no podía vivir sin ella.

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