Dando una vueltita (Jasper)

Habia llegado a la cafeteria del instituto de los hermanos Cullen ya que el doctor me habia dado las indicaciones de que podia encontrarlos ahi y ya no podia aguantar hasta que terminara el dia, ademas Carlise estaba muy ocupado para atenderme y Esme habia salido, por lo que no la buscaria por toda la ciudad.
El instituto era un lugar grande, se veia que habia muchos chicos. Me parecia genial el control que tenian todos para no intentar matar a ninguno.
Camine lentamente desde la entrada, nadie podia notar la diferencia aunque era obvio que la gente voltiaba a verme puesto que era nueva y sin duda alguien completamente extraña para todos.
Llegue a la puerta de la cafeteria y observe el lugar intentando ver o sentir el olor de alguno de los Cullen para poder acercarme.

Era realmente incómodo, no porque necesitara el aire, sino que detestaba privarme del sentido del olfato. Sabía que era por el bien de todos, que en mi condición no era la mejor idea someter mi nariz a una dura prueba que podría acabar en asesinato múltiple, el quiebre del Secreto, la visita indeseada de los Volturi, una batalla entre mi familia y los italianos, y lo más importante, la integridad física y emocional de Alice. Definitivamente no quería desatar aquello. Jamás pondría en peligro a mi monstruito; antes muerto. De modo que, quiera o no, por más detestable que sea, debía abstenerme a inhalar aire. Mis ojos hoy se encontraban particularmente oscuros a causa de la sed, y en mi opinión había sido una completa estupidez atreverme a poner un pie en el instituto; pero, según Alice, no pasaría nada malo, y hasta su sonrisita misteriosa avecinaba todo lo contrario. Se había negado a abrir la boca, por lo que la razón de su alegría suponía una incógnita para muchos de nosotros.

Alice, sentada a mi lado, volteó hacia la entrada con una sonrisa instalada en su cara, un segundo antes que la puerta se abriera. Supe que 'la sorpresa' habia llegado, y tambien giré la cabeza. Claro, mi falta de olfato me había impedido captar la llegada de Maggie. Se encontraba apostada junto a la puerta de la cafetería como en busca de algun indicio. Nos levantamos con soltura y nos acercamos hacia ella sonrientes.

- Maggie - saludé con un asentimiento, llegado mi turno.

Observe para todos los rincones de la cafeteria y alli los vi caminando hacia mi. Salvo por Alice los demas tenian expresion de sorpresa. Claro la pequeña vidente sabia desde un principio de mis planes de venir, jamas podria engañarla.
Todos me saludaron con una sonrisa, yo se las devolvi y les di un beso en la mejilla a cada uno. Me alegraba tanto verlos. Desde la batalla que no fue no los habia visto mas y me apenaba el no hacerlo de manera seguida.
Como estas tanto tiempo?- le dije a Jasper que era el que tenia mas cerca- es un agrado volver a verlos, estoy muy contenta- no dejaba de sonreir, estaba muy feliz.
En la cafeteria habia muchas personas y algunos se habian quedado embobados mirandome ya que era la nueva o la extraña en el lugar. Eso me daba un poco de verguenza.

Cedí al beso en la mejilla, aunque no fuera a lo que estaba acostumbrado, con cortesía. No hacía falta poseer un don similar al mío para sentir su felicidad; la alegría se plasmaba con claridad en cada una de sus facciones, y destilaba contagioso entusiasmo por doquier.

- Estoy muy bien - respondí con una sonrisa, antes que se volviera a los demás para dirigir sus proximas palabras. Noté entonces un deje de vergüenza entre sus felices emociones, muy similares, aunque con menos intensidad, a lo que había sentido Bella al pisar el instituto por primera vez.

- Bueno, ¿Qué tal si vamos a casa a darle la bienvenida a Maggie como corresponde? - propuse, agradecido de poseer una verdadera excusa pasa saltarnos el resto de las clases -. No creo que nos extrañen demasiado - agregué, refiriéndome a los humanos con un gesto. En estos casos, era mejor que su sentido de la supervivencia los mantuviera alejados de nosotros, al menos, así lo prefería, ya que entre muchas cosas teníamos la libertad de desaparecer sin avisarle a nadie.

Me parecia que era la primera vez que veia a Jasper sonreir, no era de demostrar esa clase de sentimientos y menos en el anterior encuentro el cual no era para sonreir.
Si me encantaria ir a su casa- dije y mire al rededor- este lugar como que me pone nerviosa, todos me miran como si fuera un bicho raro- y puse cara como de que era obvio que si era rara, y sonrei por eso.
Salimos caminando de la cafeteria y fuimos directamente al estacionamiento para tomar los carros e irnos a la mansion.
Han hecho algo interesante desde nuestro ultimo encuentro?- pregunte entusiasmada mientras me subia al auto de Emmet, junto a Rose, Alice y Jas.

Las pocas veces que Maggie nos había visitado, fueron por razones no muy alegres; Carlisle prefería no molestar al resto de los clanes amigos a menos que sea por una real urgencia, tal como hace unos años lo fue la llegada de los Volturi por el temita de Nessie. En esa ocasión, lo que menos queríamos todos era sonreír. Por más que, en nuestro viaje a Sudamérica, Alice y yo encontráramos una solución en el híbrido Nahuel, a sabiendas de que funcionaría (gracias a su don), por respeto a los demás que estaban sufriendo preferí mantener el semblante inexpresivo. Pero esta vez era diferente. Disfrutábamos de una armonía perfecta, si dejábamos de lado los conflictos menores que soportábamos a diario, esos que ya se habian vuelto una costumbre. Por eso me daba la libertad de ignorar por un momento el adictivo aroma a sangre fresca y concentrarme en la pelirroja recién llegada.

Edward, Bella, Ness y Jaslice decidieron viajar en el auto del primero, por lo que el resto acompañamos a Maggie en el Jeep de Emmett. Tomé aire, relajado, sintiendo el aroma a árboles, hojas secas, cuero, tierra y obviamente el de mi hermano, que impregnaba el coche. Un aroma muy natural, ajeno casi completamente a la sangre.

- La incorporación de nuevos miembros a la familia creo que es un suceso bastante trascendente - respondí con una sonrisa torcida -. Jaslice, ya la has visto, es algo asi como.. una hija para nosotros - era extraño, ya que yo jamás me imaginé como padre, pero esa niña había despertado un extraño instinto protector, muy diferente al que tenía por Alice, que me había hecho estar de acuerdo en la adopción. - Y Bella tambien hace alarde de sus dotes maternales - agregué, recordando los diferentes nombres que me había comentado -, prácticamente adoptó a muchas personas como hijos propios - negué levemente con la cabeza, aún no me lo podía creer.

- ¿Y tú qué novedades tienes? - intervino Rose desde el asiento del copiloto, dirigiéndose a Maggie.

Obsere como salia el auto de Edward, en e viajaba una niña a la que no conocia pero no habia preguntado quien era. Espraria a estar en la casa para poder presentarme y conocerla un poco.
Escuche atentamente lo que me comentaba, de ahi entendi lo del la pequeña, era hija adoptiva de ellos. Sonrei al pensar en cuanto se habia agrandado la familia desde nuestro ultimo ncuentro.
Mire a Rose cuando me pregunto, a lo que le respondi- aun no tengo hijos- sonrei, lo decia de verdad pero un tanto en broma.- pues he viajado mucho, tratando de hacer cosas nuevas. He conocido alguien hace un tiempo y creo que estoy enamorada.- esta vez mire hacia otro lado ya que me daba un poco de verguenza. No quise decir mas ya que no sabia como tomarian el pequeño detalle de mi amado.
Dimos la vulta y comenzamos a transitar por el sendero que conducia a la gran casa del bosque. No habia cambiado nada, estaba todo tal cual lo reordaba. Me alegraba por eso. No podia creer que hubiera pasado tanto tiempo sin regresar a saludarlos.

Todos en el Jeep dimos exclamaciones de felicitación y sorpresa cuando Maggie mencionó que había encontrado su media naranja. Ella se avergonzó antes incluso de terminar de hablar, por lo que le dirigí una media sonrisa tranquilizadora. No había razón para abochornarse, todos aquí podíamos comprender a la perfección su situacion. Pronto Emmett tomó el sendero, ya con la calidez de la noticia llenándo el ambiente.

- ¿Quién es el afortunado? - preguntó Alice, quien no cabía en sí de la emoción. Me limité a mirar hacia el exterior, sin ánimos de aumentar la presión de Maggie por responder. No tenía por qué sentirse incómoda. Vimos como Edward aparcaba el Volvo, y Emmett estacionó el coche junto al de nuestro hermano. Bajamos rápidamente, y entramos a la casa, donde Esme corrió a abrazar a Maggie.

Me senti mas tranquila al intante y al volverme comprendi el motivo, Jas me estaba mirando con una sonrisa en sus labios la cual devolvi.
Doblamos por el sendero y la emocion volvio a posarse en mi cuerpo, tenia tanatas ganas de volver a esa casa. Queria mucho a esa familia aunque la conocia poco, habia algo en ellos que me infundia demasiada ternura y respeto.
Pues se llama Damian... -le dije a Alice con una sonrisa de enamorada, ya estaba relajada pero aun sentia culpa por lo que sucedia con el- es un gran hombre pero...- lo decia o no? me recriminarian por eso?, de acuerdo lo soltaria y listo- no es un vampiro- conclui, solo dije eso.
Entramos a la casa y Esme me abrazo, yo se lo devolvi con una gran sonrisa, era una mujer tierna, una gran madre- Hola Esme, tenia muchas ganas de verte- le dije mientras le daba un beso en la mejilla.