Jasper vOlvist [Jasper]

Me encontraba recostado boca arriba en la cama, inmóvil, sumido en mis pensamientos. Recordaba con cierta amargura mi existencia antes del primer encuentro con Alice. No podía llamarlo vida, ya que nunca vi esta etapa como tal; tan solo me limitaba a existir y obedecer las órdenes de María. En ese entonces yo me creía un vampiro feliz, un vampiro que había continuado en una tarea similar a la que anhelaba de humano. Despues de todo, había guerras (mucho más salvajes que las que se podría concebir con mortales), misiones y recompensas. El único punto en contra que hayaba en ese momento era el de sentir el dolor de mis víctimas. Razón por la cual tambien me dejé convencer por Peter y abandoné a María y su ejército.

Unos golpecitos en la puerta de la habitación me sacaron de mi ensimismamiento. Era Bella, en un grado bastante alto de ansiedad, por lo que pude percibir. Me incorporé y me acerqué a la puerta sin molestarme en mantener una velocidad humana. Le abrí la puerta-

- Bells - saludé, sonriendo levemente.

Ok, el efusivo abrazo de mi hermana no debió sorprenderme, pero me quedé de piedra en un principio. Lo cierto es que no solía dar demasiadas muestras de afecto, pero tampoco pretendía herir los sentimientos de Bella, por lo que correspondí a su gesto con afectuosas palmaditas en la espalda. Reí suavemente por lo que dijo.

- Yo tambien los extrañé - dije, antes que nada, devolviendo el cumplido -. Y.. bueno, disfruté de una larga cacería - me encogí de hombros, sin mucho más que agregar. Mi experimento de hecho había salido mal, puesto que no conseguí tomarle el gusto a la sangre animal, aunque tambien influyó en mi regreso mi incapacidad de estar lejos de mi familia. Con eso sí me encontraba absolutamente cómodo. Sonreí.

Me daba igual cazar solo o acompañado, ya que, por más egoísta que sonara, era un momento en el que me entregaba por completo a mis instintos y no era consciente de nada que pasara a mi alrededor. Noté que el ánimo de Bella decaía vagamente, por lo que decidí alegrarla un poco.

- Eso espero - repliqué esbozando una sonrisa ladeada. Anhelaba ver el hermoso rostro de Alice nuevamente, luego de una larga semana, al igual que el sonriente semblante de la peque. En verdad las había extrañado.

- ¿Y tú? ¿Qué novedades hay? - pregunté luego, apoyándome contra la pared en la costumbre por parecer más humano.

Escuché atentamente las palabras de Bells, con los brazos cruzados y dejando caer mi peso en la pared. No pude evitar alzar una ceja cuando mencionó lo de la adopción. Bueno, al menos era una híbrida y no una humana. No me creía dispuesto a pasar nuevamente por el calvario que suponía soportar la sed cuando un humano convivía con nosotros en la misma casa. La había pasado bastante mal cuando mi hermana aún era humana, y Edward se presentaba impregnado del dulce aroma a sangre. Mis ojos en ese entonces casi siempre estaban oscuros, mi personalidad era mucho más sombría que de costumbre y me veía obligado a permanecer fuera de la mansión la mayor cantidad de tiempo posible.

Luego mi expresión escéptica fue reemplazada por un carcajeo divertido. ¿Una humana babéandose con Edward? No es novedad, aunque sí podría llamar la atención que mi hermano le haya seguido el jueguito. En cierto modo me divertía imaginar qué podria haber hecho Bella para que la humana ahora esté 'calmadita'. En fin.

- Bueno, - lo cierto es que no tenía nada para decir. No encontraba explicación coherente para la desaparición de Edward, y tampoco pretendía meterme en sus asuntos. -, no te preocupes, ya aparecerá. Lo conoces, no te dejaría a ti ni a Nessie por nada - concluí, volviendo a usar mi don para levantarle el ánimo.

Le dediqué una sonrisa que intentó ser reconfortante. Tenía muy claro los fuertes sentimientos de Bella hacia Edward, y que no podía vivir sin él. Ya el estar un rato separados suponía un infierno personal para ambos, me preguntaba dónde se habría metido mi hermano.

- Quizás habría que preguntarle a Alice - sugerí, pues ella podría echar un vistazo al futuro de Edward y así tener una idea de su paradero. Me acerqué a Bella y apoyé una mano en su hombro, como para darle apoyo moral. Coincidía en que esta repentina desaparición no era normal.