Y apareciste tu - capitulo 6-

Estaba cumpliendo con las órdenes de mi madre. Había insistido tanto con que me hiciera los análisis que me había pedido el doctor que accedí de mala gana. Para mí no era necesario ya que me sentía bien, no había vuelto a desmayarme y las vitaminas me levantaban el ánimo considerablemente.
Había regresado a mi casa al finalizar una semana de estar al cuidado de mis padres. Me mimaban mucho pero quería regresar a la rutina, ya no estaba acostumbrada a tanta gente rondando en el mismo lugar.
La doctora me había dado turno para las siete de la mañana del lunes, ya que debía trabajar y no tenía otro horario para ir. Llegue temprano al consultorio, no lo podía creer, al parecer estaba aprendiendo a ser puntual. Eso me dio una puntada en el estomago, debía de agradecerle a esa persona que ya no estaba.
Nos tomo unos escasos cinco minutos en terminar de sacarme sangre, por lo que me fui directo a un bar que quedaba a unas tres cuadras de ahí. Desayune mientras ordenaba unos cuantos papeles de la oficina.
Salí del bar media hora más tarde, con tiempo suficiente para ir caminando al trabajo y llegar a horario.
De camino, sin darme cuenta pase por la casa de Damian e instintivamente mire, hacia mucho que no me animaba a pasar por ese lugar. Algo raro había en esa casa que parecía abandonada, las ventanas estaban abiertas completamente. Lo extraño era que cada vez que había pasado por ahí siempre las había visto cerradas.
Seguí caminando tratando de no pensar, aunque eso era casi imposible puesto que tenía una corazonada, un presentimiento. Algo que no podía explicar. Mi corazón estaba raro y mi cuerpo temblaba sin cesar.
Llegue por fin a mi escritorio y fui directo a tomar un vaso de agua y una aspirina, era la primera vez que me sucedía una cosa así y me asustaba un poco.
A media mañana los síntomas habían desaparecido por lo que deduje que no era nada importante, eso no me arruinaría el día, aunque no podía dejar de pensar en la casa y principalmente en los postigos abiertos.
De camino a casa luego de un día sin más complicaciones pase por el supermercado a comprar los víveres necesarios. Salí cargada de bolsas, entre una cosa y otra había cargado completamente el carro. Caminaba despacio ya que no quería hacer mucha fuerza, buscaba un taxi que por supuesto no encontré.
Estaba a pocas cuadras de mi casa cuando una voz que salía de la oscuridad de detrás de un pasillo me decía - ¿te ayudo con las bolsas?- se me aflojaron las manos y tire algunas cosas al suelo. Esa voz era la que quería escuchar desde hacía mucho tiempo, pero seguramente me estaba equivocando, no podía ser que fuera él, era imposible y mucho mas el día de hoy.
Levante las cosas rápidamente. Unas piernas se me acercaron. Me levante lentamente mirando ese cuerpo que de alguna manera se me hacia familiar. Cuando ya estaba completamente erguida mire su cara y casi se me caen las cosas de nuevo. ¡Era el! Estaba aquí nuevamente y hablándome. Me quede mirándolo sin poder creerlo. Mi cuerpo no reaccionaba, estaba totalmente en shock.
-Hola Maggie, ¿Cómo estás?, me alegra encontrarte aquí.- dijo con esa voz tan particular suya. Tenía una sonrisa en el rostro y parecía tranquilo, como si solo hiciera un día que no nos veíamos en lugar de meses.
¿Qué le pasaba? ¿Para él estaba todo normal? ¿Qué era esa sonrisa? Yo no podía quitar mi cara de asombro y nostalgia. No podía ni hablar, todo en mi estaba petrificado. Era casi como ver a un fantasma.
-Hola- dije bajando la mirada- estoy bien, ¡Qué sorpresa verte otra vez!- no sabía que decir ni que hacer. Tenía muchas dudas, ¿Le gritaba todo lo que había sufrido o me quedaba callada? ¿Le pedía una explicación o salía corriendo? ¿Qué debía hacer en ese momento?
-Se que debes estar molesta, pero eran cosas importantes y privadas las que me obligaron a irme.- dijo al notar la expresión de mi rostro y se quedo callado por un largo rato.
¿Qué pensaba que con esas palabras solucionaría todo? ¿Qué no exigiría una explicación coherente? ¿O simplemente esperaba que le hablara como si nada hubiera pasado? Mi cabeza marchaba a mil revoluciones por minuto aunque no pronunciara palabra.
-Me tengo que ir, estoy apurada- dije aun sin mirarlo esperando que reaccionara de alguna manera. Nada paso, ni una exclamación ni silaba de su parte. En ese momento todo el odio y la bronca acumulada resurgieron en mí y me enfurecí. Lo mire con desprecio y comencé a caminar. Al principio no pareció reaccionar o simplemente no le importaba lo que decía o hacia.
Una cuadra más adelante me grito –espera, no te vayas, quiero que hablemos- y sentí como corría hacia mí. ¿Acaso estaba jugando con migo? Esa no era la reacción de un hombre arrepentido que quiere una charla seria y prolongada. Mi enojo aumentaba considerablemente.
-No puedo charlar ahora, estoy apurada. Además no tenemos nada de hablar- grite yo también, no me importaba si podía escucharme o no. Es mas en ese momento no me importaba absolutamente nada.
El corría rápido por lo que se poso en frente de mí en poco tiempo trabándome el paso. Cada reacción que tenía empeoraba más la situación. ¿Por qué no me dejaba en paz?, ¿Para que había vuelto si parecía que estaba bien sin mi?
Lo mire a los ojos llena de odio y trate de seguir mi camino pero fue imposible, no me dejaba avanzar.
-Tengo que hablar con vos- me dijo y tomo mi muñeca haciendo un poco de presión para que no pudiera soltarme.
-¡No!, soltame, no tenemos nada de qué hablar- le dije. Tenía un nudo en la garganta y con cada palabra que decía se me hacía más grande y fuerte.
-Por favor, es muy importante para mí- intentaba zafarme, soltarme la mano pero era imposible, el tenia más fuerza que yo.
-No quiero hablar con vos, ¿no lo podes entender?, me haces mal- le grite con lagrimas en los ojos, ya no podía aguantar más. No permitiría que siguiera mintiéndome.
Me soltó, al parecer se había convencido y me dejaría ir. Antes de que pudiera replicar una vez más comencé a correr, necesitaba alejarme de él cuanto antes. La brisa pegaba en mi cara secándome las lágrimas que no dejaba de derramar.
Llegue a casa, mire a ambos lados de la calle para comprobar que él no estaba y entre. Cerré la puerta de un golpe y me apoye en ella. Estuve así unos instantes hasta que el timbre sonó y me sobresalte, mi corazón comenzó a palpitar aceleradamente. -¿Quién es?- pregunte con voz temblorosa, aunque ya sabía cuál era la respuesta.
-Soy Damian, déjame entrar, quiero conversar con vos- decía mientras golpeaba la puerta con la mano.
-Lárgate- le grite y me aleje de la puerta.
-Me voy a quedar acá hasta que pueda hablar con vos-
Di vueltas por toda la casa, cata tanto miraba por el visor de la puerta y él seguía ahí, un rato parado, luego apoyado en la pared y en otro momento sentado en el marco de la puerta.
Me costó mucho dormirme, pero al fin lo logre. Me desperté varias veces, agitada por pequeñas pesadillas que surgían a cada rato. A la mañana me desperté algo agitada por el último sueño que había tenido. Me levante, me vestí y desayune.
Al salir me encontré con Damian dormido en contra de la puerta. Sonreí, era muy tierno verlo así. En ese momento me di cuenta de que no había sido un sueño, todo eso había pasado de verdad.
Se despertó exaltado y me miro. Sonrió al encontrarme ahí –Buenos días Maggie, ¿has cambiado de opinión?-
-¡No!- aun estaba demasiado enfadada y ofendida como para recibirlo y escuchar lo que tuviera para decirme.
-Voy a esperar hasta que lo hagas, no lo dudes- volví a entrar.
Llame a la oficina y le explique a mi jefe lo que pasaba, el era una gran persona y muy amigo mío por lo que me dio el día libre y me pidió que reflexionara sobre lo que realmente quería hacer.
A las dos horas me asome nuevamente y ahí estaba, sentado en el mismo lugar sin mover un musculo. Se puso de pie de un salto con una sonrisa que significaba que no se daría por vencido.
Esta vez acepte sus incansables suplicas por darme una explicación. Mis ojos volvían a llenarse de lágrimas, incluso antes de que comenzara a hablar.
Entro en la casa y se sentó, jugaba con los dedos pulgares, estaba bastante nervioso. De vez en cuando se acomodaba el cabello o se frotaba las manos. Me senté en el otro extremo de la mesa para poder escucharlo bien pero manteniéndome alejada. El debía darse cuenta que todavía estaba mal y que solo le daría una oportunidad para desahogarse.
-Y bien, te escucho- dije y acto seguido me cruce de brazos y piernas, lista para afrontar la verdad.
Se aclaro la garganta varias veces antes de comenzar a hablar.- No se por donde empezar- dijo y se levanto. Caminaba de un lado a otro en la cocina, haciendo que me impacientara más aun. No podía esperar, quería una explicación urgente.
Yo le podía decir por donde empezar “por el principio”, ¿Por qué se había ido y me había dejado sola en el restaurante? ¿Y todo lo que siguió desde ese día? Mi cabeza formulaba demasiadas preguntas que mi boca no expresaba. Solo lo miraba, el estaba muy nervioso, eso se notaba sin duda.
-Hace unos años conocí a una mujer que me volvió loco, perdón por decirlo así pero es la verdad. Bueno… yo hacia prácticamente todo lo que ella decía, como ir o venir, trabajar acá o allá, hablar con esta persona o con aquella-
Ya comprendía todo, la chica esta había vuelto y el seguía loco por ella. Ya no hacia falta que siguiera hablando, pero aun así continuo. Yo seguía sin cambiar de posición y con una gran opresión en el pecho.
-Mi madre al principio estaba contenta, pero con el paso de los meses se dio cuenta de que estaba siendo manipulado por ella. Intento decírmelo muchas veces, incluso intentaba demostrármelo con hechos, pero yo no quería darme cuenta. Es mas, termine por pelearme con ella de una manera terrible. Le grite cosas muy feas de las cuales me arrepiento profundamente.- Esto me estaba mareando, ¿Qué me quería decir? El seguía caminando con más rapidez.
-Un día Karen (la chica en cuestión) me dijo que mi madre me odiaba, que no debía hablar mas con ella, y yo como un gran idiota le hice caso. Estuve dos años sin dirigirle la palabra. Después de eso, un día volví temprano del trabajo y pase por el suyo para darle la sorpresa. En realidad me la dio ella cuando los encontré en su oficina muy enamorados. Me fui sin decir una palabra y no volví a verla desde entonces.- Se sentó, tenia los ojos rojos a causa de las lagrimas que resbalaban sobre sus mejillas.
-Aun no estoy entendiendo todo, cual fue la causa de tu desaparición… ¿Karen?- la rabia se había transformado en pena por lo sucedido con su madre, y a mas bronca al saber lo que había hecho.
-No, déjame terminar. La mujer que viste en el restaurante es mi hermana Laura. Estaba desesperada, por eso volvió.- Era como si no pudiera ordenar sus ideas y no terminaba de contarme todo lo que había sucedido.
-Luego de mi separación trate de hablar con mi madre, pero no hubo caso, ella seguía enfadad y con toda la razón del mundo. No la culpo, al contrario, yo en su lugar hubiera hecho lo mismo. Mi hermana también estaba enfadada y me prohibió volver a la casa. Acepte su condición porque no quería hacerla sufrir más por mi causa.
“Hace tres meses Laura me aviso que mama estaba enferma. Tenía cáncer. Yo fui a verla una vez pero ella me hecho y no volví a ir.-
-¿Cómo podes hacer algo así?, no ver a tu madre y en el estado en que estaba. Dime que más ocurrió-
-Bueno… no la vi por un tiempo y el día del restaurante cuando Salí corriendo a buscarla Laura me dijo que estaba peor y me reprocho que yo me estaba divirtiendo cuando mama sufría. Ella tenia razón pero no quería disgustarla mas ¿Qué debía hacer?- se sentó y me tomo las manos que yo había dejado sobre la mesa. Yo no me moví.
-Desde ese día estuve junto a mi mama en el hospital, cuidándola y rezando para que se recuperara. Nos reconciliamos y ahora estamos los tres nuevamente unidos.-
-Entiendo por todo lo que pasaste y me alegro de que se hayan arreglado, pero aun no estoy tranquila ¿Por qué vienes ahora a hablar y desapareciste por dos meses?- le dije con voz pasiva, no creía necesario gritar aunque no estaba segura de que podría terminar así.
-Se que estuve mal, pero Laura no quería que le dijera a mi madre que estaba con alguien, no después del episodio pasado. Ella sabe que eres buena y que no harías nada en contra nuestro pero aun estaba el fantasma rondando por ahí. Mi madre se curo y volví a casa, por eso ahora estoy acá hablando con vos.
Se quedo callado un largo rato, y volvió a pararse para caminar. Yo tenía la cabeza llena de información, por un lado comprendía su decisión de mantener lo nuestro en secreto para no empeorar a su madre, pero por el otro aun no podía entender que nunca me hubiera contado nada ni me hubiera llamado.
-En fin, quiero, si logras perdonarme, que vengas a conocer a mi madre y nos olvidemos de este mal momento que te hice pasar.
-¡¿Estas loco?! Crees que te voy a perdonar así como así todo lo que paso hasta ahora. Sufrí demasiado, esperaba una llamada, un mail, un simple mensaje de texto, ¿y que recibí? NADA- ahora era yo quien me había puesto de pie y caminaba alrededor de la mesa.- No piensas que es muy descarado de tu parte aparecer así como si nada y pretender que me olvide todo y que te acepte nuevamente.
-Se que es muy difícil perdonarme y pienso que es apresurado, pero mi intención no es que me des una respuesta ahora, quiero que medites todo lo que te dije y lo que vivimos y luego tomes una decisión.
-Eso es lo que voy a hacer, no lo dudes. Lo voy a pensar y cuando tenga todas las ideas claras te voy a llamar. Ahora te pido que te vayas y no me busques, yo lo voy a hacer.
Sin decir nada mas se levanto, me dio un beso rápido, esos de cortesía en la mejilla y se fue. Yo me quede sentada en mi lugar tratando de organizar mi mente. Necesitaba pensar en todo, absolutamente todo lo que había pasado desde que lo había conocido para tomar la mejor decisión. ¿Qué era lo mejor? ¿Qué tenia que hacer? Estaba completamente confundida.

AHHHH!!!! como se le ocurre hablarle así como si nada?? que descarado! quién se cree que es?? ¬¬ un mensaje de txt no le costaba nada y no se iba a enterar la madre... pero que ...

bueno ya me descargue xD muy bueno el capítulo

Me encanto lo que escribiste, eso es lo que quiero causar
Tu que opinas lo perdona o no?

Emmm... no sé... yo q ella apenas lo vi le hubiese dado con las bolsas del supermercado x la cabeza xD y en el momento en que le pidió disculpas le hubiese dado una buena patada en... la cara xD para mandarlo con su mamá y que se dejara de joder jajajajaja pero eso xq a mi me pinta la agresividad y no me causo ni un pokito de gracia toda la situación q le hizo pasar a la pobre...pero bueno... al parecer ella lo quiere todavía un pokito aunque estuvo desaparecido por meses y ahora se le antoja volver a aparecer a pedir perdón ¬¬'... así que en conclusión, no sé si lo perdonará o no xD

Espero no seguir decepcionandote en los próximos capítulos, y que te guste como sigue la historia.

Nooo, no me decepciona la historia... me encanta así xD sino ni la estaría leyendo... me encanta en serio ^^ solo que yo, como habrás notado, no reaccionaría tan bien como la chica de la historia jajajajajaja xD

"¿Cómo estás?, me alegra encontrarte aquí." el tipo es un caradura...
"eran cosas importantes y privadas las que me obligaron a irme." y que tan privadas para no compartir con la persona con quien estaba saliendo?
Y encima esperó una cuadra entera para volver a insistir!!!!
NO, definitivamente no me cae bien, es un cararrota insensible... mínimo le digo eso. He dicho.